A pesar de hornear pan casero con regularidad, me doy cuenta que últimamente he publicado pocas recetas de pan. Sin duda porqué la mayoría de veces los preparo con nuestra masa madre, según el método 1-2-3 y lo horneo en cocotte de hierro. Después el juego consiste en divertirse con harinas más o menos refinadas, con más o menos aromas potentes.
Así que pensé que participar al Memòries d’una Cuinera de este mes que nos invita a preparar pan me vendría genial para compartir un pan que en casa vuela. Es un pan de forma tipo pan de molde, suave con un aroma ligeramente dulce debido a la harina de maíz. Es un pan sencillo que además se congela muy bien en lonchas y combina tan bien con dulce como con salado.
Y para los que no se manejan con la masa madre, no os perdáis los panecillos daneses sin amasar (con levadura tipo Levital) y los panecillos exprés en menos de 1 hora (con levadura tipo Royal).
¡Feliz miércoles!
PAN CON HARINA DE MAÍZ INTEGRAL Y MASA MADRE
Para 2 panes rectangulares grandecitos
250g de masa madre firme refrescada
300g de harina de maíz integral
30g de gluten de trigo
400g de harina blanca + un poco si fuese necesario para trabajar la masa
250g de leche
250g de agua filtrada templada (35º)
1CS* de miel
1CS* de aceite de coco
2cc** de sal fina
1 poco de aceite para los moldes
Empezamos mezclando la masa madre con la leche y el agua hasta obtener una textura lisa.
Añadimos las harinas que habremos previamente mezclado.
Con la amasadora o una cuchara de palo, amasamos a potencia mínima, lo justito para que ya no quede harina suelta pero sin amasar. Tapamos y dejamos reposar a temperatura ambiente sin corrientes de aire durante unos 30 minutos.
Al cabo de este tiempo de autolisis, podemos empezar a amasar, a potencia 1 con un robot Kenwood durante 3 minutos, añadiendo la miel, el aceite de coco y la sal.
Si vemos que falta un poco de harina para obtener una masa húmeda pero que no se pega a los dedos, añadimos un poco de harina blanca.
Seguimos amasando 3 minutos más a la potencia 2 y terminamos por 1 minuto extra al 3.
Untamos un bol grande con un pelín de aceite y dejamos la masa en este bol, dándole una vuelta por el aceite para que no se seque. Tapamos y dejamos reposar unas 2 horas a temperatura ambiente (18º).
Al cabo de estas 2 horas, tapamos con un papel film el bol y dejamos la masa reposar en la nevera por lo menos una noche entera o incluso 24 horas si nos conviene mejor.
Al cabo de este tiempo de reposo, sacamos de la nevera y dejamos que vuelva a temperatura ambiente unas 2 horas aproximadamente.
Cuando ya esté lista la masa, untamos dos moldes rectangulares con un poco de aceite y harina, sin olvidarnos de los rincones para que no se nos peguen los panes.
Separamos la masa en 2 porciones idénticas y suavemente, les damos forma de rectángulo primero, plegamos cada lado hacia el centro, terminamos de dar forma y colocamos en los moldes, con el pliegue por debajo.
Dejamos leudar algo más de una hora (1h con el programa leudado 3 con vapor de mi horno, con rejilla en el nivel 1), hasta que nuestro dedo deje una huella que desaparece lentamente al tocarlo.
Horneamos empezando con el horno frío, a 220º con el programa especial pan y vapor fuerte (sino usamos el truco de poner un bol con trapos húmedos en la parte más baja del horno), durante 15 minutos, bajamos el horno a 195º y cocemos 15 minutos más.
Comprobamos que los panes estén hechos, basta golpearles suavemente y escuchar si suenan hueco.
Los sacamos de los moldes y dejamos que se enfríen sobre una rejilla de pastelería.
Bon profit!
Algunas informaciones útiles o no tan útiles
*CS: Cuchara Sopera
**cc: cucharita de café