De niña siempre vi a mi abuela preparando mermeladas durante las largas vacaciones de verano. Había que aprovechar todas las ricas frutas de casa antes de que se pasen. Me parecía un pelmazo tener que limpiar, cortar, pelar,… tanta fruta pero ¡qué alegría (y algo de orgullo) abrir unos potes de vuelta al cole y en casa con mis padres!

Cuando ya me fui de casa y empecé trabajando me apeteció volver a preparar mermeladas caseras y aquí me tenéis, “mermeleando” como una posesa de la primavera al otoño para hacer reservas que también me servirán de regalos de fin de año o que compartiremos en algún brunch con nuestros amigos o familiares con pan y yogur casero, ¡claro!

Pero durante muchos años no me atreví a hacer otra cosa que “pura fresa” o “puro melocotón”. Y hace unos 3 años, fue como una evidencia: seguro que se podían hacer muchísimas mezclas muy originales que pongan de relieve los aromas de la fruta.

La propuesta de hoy es bastante sorprendente en términos de sabor y de placer: ya sabéis desde el pasado año que me chiflan las mermeladas de claudias, ya sean solitas o acompañadas. Pero con el toque del romero las prunas claudias desarrollan de una manera increíble su dulzor… sin que se pueda adivinar que contiene romero. ¡Hay que probarlo para comprenderlo!

Así que ya tienes planes para el finde, que las claudias se están terminando. Y por cierto, todavía te quedan 3 días para participar en el sorteo de una Mermelada Dúo de Melocotones y Azafrán.

MERMELADA DE CLAUDIAS Y… ¡ROMERO!

para unos 7 o 8 potes

2,2 kg de prunas claudias deshuesadas y partidas en dos (unos 3 kg)

1,2 kg de azúcar (para mermeladas, mejor)

4 ramitas de romero fresco

2 vainas de vainilla

Mezclar las claudias con el azúcar, el romero* y las vainas de vainilla partidas por la mitad en un cuenco grande.

Dejar el azúcar fundirse (unas 3 o 4 horas según la temperatura ambiente) hasta formar un almíbar.

Verter en un caldero para mermeladas y poner al fuego hasta que rompa a hervir. Ir quitando la espuma que se vaya formando y remover constantemente.

Dejar cocer unos 7 minutos y probar el punto con la prueba del platito**.

Cuando la mermelada esté en su punto, verter todavía hirviendo en los potes y ponerlos boca abajo.

Esperar por lo menos 72h antes de pasteurizar*** la mermelada.

Bon profit!

Algunas informaciones útiles o no tan útiles

* Le heché directamente el romero a la fruta, sin ponerlo en un nudillo. El inconveniente es que se va deshaciendo y quedan trocitos de romero en toda la mermelada. A nosotros nos ha gustado porque el romero se confita en la mermelada y sigue brindándole sabor incluso cuando esté en la reserva. Pero si no quieres pedacitos de romero por toda la mermelada, mejor usar un nudillo de gaza.

**La prueba del platito

Ya sé que existen varios métodos serios para averiguar si la mermelada está lista o no. Pero a mí, la que más me gusta, es la que suele usar mi abuela: cuando se empieza a preparar la mermelada, se pone un platito en el congelador y cuando se quiera averiguar si la mermelada está en su punto, se vierten una o dos gotas de mermelada sobre el platito. Si se corren en el plato, hay que añadirle algún tiempo de cocción. Si se aguantan, esto significa que la mermelada está lista.

Pero nunca hay que olvidar que todas las frutas no “cuajan” de la misma manera, o sea que la mermelada de fresa nunca será naturalmente tan firme que la de plátano por ejemplo.

*** Pasteurizar mermelada casera

Suelo usar menos azúcar en mis mermeladas que en las recetas clásicas. Para que me duren meses (¡e incluso años!) a pesar de esto, siempre las esterilizo. ¿Cómo? Es muy sencillo: en la olla presión, 5 minutos al 2. ¡Y ya está! Así las puedo conservar varios años: algunas que se habían escondido incluso me duraron 3 años (más la verdad es que no lo sé porqué ¡¡¡nunca he tenido mermeladas que duren tanto!!!).

1ProP por cada 3 cucharas soperas