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Nos hemos marchado de vacaciones con el resumen del Bread Baking Day#42 del cual tuve el placer de ser la anfitriona el pasado mes de julio y aquí volvemos con nuestra contribución al BBD#43, evento creado por Zorra y animado este mes por Judy’s gross eats.
El tema es pan con cebolla, una idea muy rica que ofrece muchas posibilidades. Preparé el pan entre vacaciones y vacaciones, así que por una vez os propongo una opción de pan con levadura fresca, sin masa madre. Como quería estrenar mis nuevos moldes de silicona, opté por darles una forma de brioches pequeños inspirándome en la receta de los panecillos de mantequilla tostada de Xavier Barriga.
El resultado son unos brioches ligeros con una miga suave y esponjosa, deliciosos al salir del horno y además perfectos para tenerlos guardados en el congelador*. Basta con hornearlos unos 15-20 minutos a 150º para tenerlos a punto.
Así que con esta receta, “volvemos al cole” y muy pronto me volvéis a ver por vuestras cocinas.
BRIOCHES DE CEBOLLA FRITA
para unos 8 brioches
30g de mantequilla
550g de harina panificable
20g de levadura fresca
280ml de agua templada
10g de leche en polvo
15g de miel
10g de sal
75g de cebolla frita deshidratada (usamos la de Ikea)
Un poco de harina para formar los bollitos
1 huevo para dorar
Empezamos calentando la mantequilla a fuego suave hasta que tome un bonito tono dorado y un olor a avellana. Dejamos que se enfríe.
En la amasadora, mezclamos la harina con la sal.
En un bol, mezclamos el agua templada con la leche en polvo y la miel hasta que no queden grumos y que la miel esté totalmente derretida. Desmigamos la levadura y mezclamos hasta que esté totalmente integrada.
Amasamos añadiendo progresivamente los líquidos y la mantequilla enfriada hasta obtener una masa suave y elástica, que no se pega en las manos y fácil de trabajar.
Cuando esté así, añadimos la cebolla frita y volvemos a amasar con cuidado un par de minutos más.
Espolvoreamos con harina una bandeja cubierta con papel de horno y vamos formando unas bolitas de unos 80g que se irán colocando no demasiado cerca unas de otras.
Tapamos con un paño limpio y dejamos reposar los brioches unos 30 minutos.
Al cabo de este tiempo, cogemos con cuidado una bola de masa, la apretamos un poco y la colocamos en un molde de brioche (si no es de silicona, es preciso untarlo con algo de aceite o de mantequilla), apretando con los dedos para que tome la forma.
Después, cogemos otra bolita de masa y la partimos en 2. Con una mitad, formamos una bolita más pequeña y la colocamos sobre la primera bola de masa, ayudándonos con un poco de agua para que queden pegadas.
Volvemos a empezar con la masa que nos queda.
Tapamos con un paño limpio y dejamos que la masa en reposo, hasta que doble de volumen (entre 1 y 2 horas aproximadamente).
Al cabo de este tiempo, calentamos el horno a 210º.
Mientras se caliente, batimos el huevo con una cucharada de agua y con una brocha vamos pintando los brioches por todas partes para que estén bien doraditos.
Horneamos unos 20/25 minutos bajando la temperatura del horno a 190º.
Esperamos 5 minutos al salir del horno antes de desmoldar los brioches y dejarlos templar en una rejilla de repostería.
Tal cuales son perfectos para acompañar una ensalada o ir picando de aperitivo ;o)
Bon profit!
Algunas informaciones útiles o no tan útiles
* Si deseas congelar estos brioches, espera que se enfríen al salir del horno sobre una rejilla para que vayan perdiendo humedad y colócalos en una bolsa de plástico, bien cerrada y con el mínimo aire posible. Lo ideal es congelarlos lo antes posible después de hornearlos para que queden tan tiernos como recién horneados.
8,5 ProP por brioche