Un blog para compartir mis recetas favoritas, caseras, sanas y de primera calidad.
Este vez sí, parece que los dioses de la fibra óptica ya estén con nosotros :o)
Muchas gracias por vuestros mails y palabras de apoyo que he ido leyendo a lo largo de los días ya que los vecinos que se ofrecieron para que no estemos totalmente desconectados del mundo…
Aquí me tenéis de vuelta, aunque a tiempo muy parcial, después de una mudanza agotadora (todas lo son pero esta lo fue particularmente), nos ahogaron a propósito con 322 cajas de las cuales sobraban unas 100 por las pocas cosas que contenían pero vamos… Por fin esta pesadilla italiana se terminó y nos alegra mucho, ¡¡¡incluso mi querida planta que casi se muere allí está floreciendo como nunca!!!!
Ahora toca descansar un poco (aunque todo no esté tal y como me gustaría), disfrutar de todas las actividades gratis que nos ofrece Vincennes y disfrutar del verano con Polyanna.
Setiembre traerá muchos cambios para nosotros, empezará el cole y con él se terminarán nuestras mañanas perezosas en su cama jugando, nuestros paseos a cualquier hora del día y tantas horas compartidas. Quiero disfrutar al máximo de ella, así que comentaré poco e iré publicando recetas que tenía pendientes del verano pasado o incluso del anterior, muchas de ellas ahora son clásicos de nuestros veranos y como cocino poco, estoy tirando a lo seguro y repitiéndolas sin fin. Además, un verano sin gazpacho super light, no es verano, ¿verdad?
Para la vuelta, os traigo una tarta salada, perfecta para llevar de picnic o al mar, que queda muy rica con las zanahorias de verano que son más tiernas y suaves. Encender el horno este año no es un problema así que disfrutamos de estas tartas saladas que siempre gustan y se preparan en poco tiempo. Y seguro que tenéis en la nevera un par de zanahorias aburridas…
¡Feliz verano a todos!
TARTA (SALADA) DE ZANAHORIA, RÚCULA Y JENGIBRE
Para 2/3 personas
Para la masa
100g de harina semi integral T80
25g de margarina sin hidrogenar
1 pizca de sal
30/35g de leche desnatada
1 puñadito de rúcula limpia y picadita
Para el relleno
450g de zanahorias peladas y cortadas en tallarines (con el pelador de patatas)
1 trocito de jengibre fresco del tamaño del pulgar
1cc* de aceite de oliva
10cl de caldo de verduras
1CS** de azúcar moreno
1 puñadito de rúcula para servir
Sal, pimienta
Para la masa
Empezamos preparando la masa.
En un cuenco, mezclamos la harina con la sal.
Añadimos la margarina cortada en trocitos y mezclamos para que se vaya impregnando la harina de margarina, hasta que obtengamos una textura arenosa.
Añadimos la leche y amasamos lo mínimo, añadimos la rúcula picadita y seguimos amasando lo mínimo para obtener una masa elástica.
Con un rodillo, la extendemos y colocamos la masa dentro de un molde previamente untado con un pelín de aceite si no es antiadherente.
Con un tenedor, pinchamos la masa por todas partes, sin miedo.
Calentamos el horno a 180º.
Horneamos 15 minutos mientras preparamos el relleno.
Para el relleno
Calentamos el aceite de oliva y añadimos las zanahorias. Rehogamos un par de minutos y añadimos el azúcar, el jengibre pelado y rallado y el caldo de verduras. Salpimentamos al gusto.
Tapamos y dejamos a fuego suave unos 10 minutos hasta que las zanahorias empiecen a caramelizar pero sin romperse. (ya no quedará caldo en la sartén).
Repartimos las zanahorias sobre la masa precocida y horneamos unos 20/25 minutos más hasta que la masa y las zanahorias tengan un bonito tono dorado.
Servimos frío, templado o caliente, decorando con un poco de rúcula aliñada al gusto (en casa, un poco de aceite y de flor de sal).
Bon profit!
Algunas informaciones útiles o no tan útiles
*cc: cucharita de café
**CS: Cuchara Sopera