Un blog para compartir mis recetas favoritas, caseras, sanas y de primera calidad.
Después de celebrar San Nicolás, Santa Lucia, Papá Noel y el tió de Nadal, los Reyes y la Befana (qué ilusión estas fechas con niños pequeños en casa, ¿verdad?)…
Después de regalar unos cuantos kilos de cositas dulces y saladas que habíamos ido preparando a lo largo del mes de diciembre…
…aquí estamos de vuelta, más relajados y tranquilos que hace 15 días. Dos semanitas para recargar las pilas, hacer cosas juntos y con nuestros seres queridos, para disfrutar de la vida, sencillamente.
Hemos comido muy bien, pero en la cocina poco tiempo hemos pasado, allí también tocaban algunos días libres… Lo que si no pudo faltar es la tradicional Galette des Rois parisienne que prepara mi marido. Es el equivalente del roscón de Reyes que se solía comer durante la vigilia de Reyes en París y que ahora se suele comer en muchos más sitios. Técnicamente es muy parecida a un pithiviers, una masa de hojaldre rellena con una crema de almendras a la cual se añadía tradicionalmente una moneda y a quien le tocaba el trozo con la moneda se convertía en el rey de la velada… ¡y en el próximo comprador de dicha galette!
Su elaboración es sencilla, pero creo que sí sea indispensable preparar el hojaldre nosotros mismos, su sabor es incomparable y la receta gana muchísimo así. No es difícil, no os pongo receta o paso a paso para preparar hojaldre, encontraréis miles en la red muy bien explicados.
Así que cada año, desde que nos conocemos, la tradición quiere que mi marido nos prepare esta maravilla de galette des rois parisienne, y con lo que le sobra, yo preparo una tarta bourdaloue (que se conserva muy bien congelada) que nos alegrará otro postre y subiré dentro de un par de días.
Antes de dejaros con la receta, aprovecho esta entrada para desearos un...
¡Muy Feliz Año 2013, lleno de entusiasmo, creatividad, actividad y salud!
GALETTE DES ROIS PARISIENNE
Para una tarta de 18-22 cm
El día anterior
500g de hojaldre casero
Para la crema de almendra
2 huevos medianos + 1 huevo pequeño para dorar
20g de maicena
100g de almendra molida
100g de azúcar blanquilla
100g de mantequilla a temperatura ambiente
20g de ron
Un poco de azúcar glas para el glaceado final
El día anterior
Preparamos el hojaldre y lo reservamos en la nevera bien envuelto en papel film.
El día D
Empezamos preparando la crema de almendra. Con una espátula, ablandamos la mantequilla hasta obtener una textura pomada, añadimos el azúcar y seguimos mezclando hasta integrarlo bien, después le toca a la almendra molida, después la maicena tamizada, siempre mezclando bien entre cada ingrediente.
Añadimos los huevos de uno en uno, añadiendo el siguiente sólo cuando el primero está perfectamente integrado.
Terminamos con el ron y mezclamos bien. Es importante mezclar con una espátula y a mano para integrar lo menos aire posible en la crema de almendras, sino hará que revente en hojaldre. Reservamos en la nevera el tiempo de preparar la base.
Ahora vamos a montar la galette.
Calentamos el horno a 240º, calor arriba y abajo sin ventilador.
Separamos el hojaldre en 2 trozos casi idénticos. Lo extendemos delicadamente en unos discos de 3/4 milímetros de grueso, lo más regulares posibles.
Batimos el huevo pequeño en un bol y reservamos.
En la misma bandeja del horno, colocamos el primer disco de hojaldre y con la ayuda de una brocha pintamos alrededor de disco de hojaldre una banda de unos 2 centímetros con el huevo batido. Es importante guardar todo este espacio aunque nos parezca mucho porque después lo necesitaremos para sellar bien la galette y no se escape el relleno.
Con la ayuda de una cuchara, vamos a verter poco más de la mitad de la crema de almendras* que tenemos preparada en el centro del círculo de huevo batido. Tenemos que resistir la tentación de poner demasiada crema de almendra (os hablo desde la experiencia…), el riesgo de “escape” es muy pero que muy importante.
Después con cuidado cogemos el otro disco de hojaldre y lo colocamos sobre el primero relleno. Lo centramos bien y sin miedo y con ganas vamos sellando los bordes, sin olvidarnos ni medio milímetro, insistiendo bien.
Pintamos toda la superficie de la galette con el huevo batido y podemos dibujar decoraciones con la punta de un cuchillo afilado.
Horneamos durante 10 minutos a 240º y después bajamos a 190º durante 30 minutos más.
Cuando el tiempo ya esté y veamos que la galette está bien dorada, con un colador pequeño espolvoreamos un poco de azúcar glas sobre toda su superficie y con el horno en posición gratinado 210º, dejamos que se funda y cree un velo brillante. Tendremos que estar muy pendiente porque pasa de perfecto a fatal en menos de 10 segundos. Y mejor vale un poco menos brillante que quemado obviamente…
Sacamos del horno, dejamos enfriar 5 minutos y pasamos en una rejilla para que no coja humedad.
Es templada y recién horneada como más nos gusta en casa, así que este es el momento perfecto para compartirla.
Si no la vamos a comer recién horneada, en el momento de degustarla, os aconsejo calentarla al horno unos minutos, sus sabores se potencian y su textura es divina.
Bon profit!
Algunas informaciones útiles o no tan útiles
*¡Qué no cunda el pánico! Con lo que sobra de crema de almendra y de hojaldre de esta galette, se prepara una maravillosa tarta bourdaloue que subiré dentro de unos días. Así no tiramos nada y disfrutamos 2 veces más :o)