Esta receta la tengo lista para publicar desde hace ya varios meses pero entre una cosa y otra, nunca me ha dado tiempo publicarla. Así que aprovecho estar de camino rumbo a nuestro nuevo hogar para compartirla con vosotros.
Es una receta de galleta de mantequilla, muy similar a otras pero que tiene la particularidad de combinar harina de trigo y harina de arroz para obtener un resultado muy crujiente en la boca pero que no se deshaga entre los deditos de la princesita gracias al toque de harina de arroz.
Ligeramente azucarados pero menos que la mayoría de galletas tradicionales, desde que Polyanna los probó se han transformado en sus favoritos, sobretodo cuando están recién horneados. Lo que no es ningún problema, ya que la masa se congela muy bien y basta con cortarla congelada y hornearla 20 minutos para que la casa se transforme en fábrica de galletas.
Las fotos de ellas comiéndolos son del pasado verano, ahora tiene las manitas muuucho más grandes.
Además se conservan muy bien, unas 3 semanas como mínimo en una caja de metal hermética así que se les puede sacar provecho después para improvisar postres como el trifle de fresas pero con galletas de mantequilla en lugar del granola.
Así que manos a la obra, seguro que a todos les encantará.
LAS GALLETAS DE MANTEQUILLA
DEL DESAYUNO DE POLYANNA
para una buena cantidad de galletas
dependiendo del tamaño
100g de azúcar de caña rubio
180g de mantequilla
1 buena pizca de sal
225g de harina blanca
50g de harina de arroz
1 huevo batido para dorar (opcional)
Mezclamos con cuidado la mantequilla pomada con el azúcar y la pizca de sal hasta que tengamos una textura lisa y cremosa.
Mezclamos las 2 harinas y las añadimos en una sola vez a la mezcla de mantequilla y azúcar. Mezclamos bien con una espátula (o con las manos si nos parece más cómodo) pero sin llegar a amasar, que sino las galletas quedan menos crujientes.
Separamos la masa en 4 cantidades equivalentes y formamos un cilindro con la ayuda de papel film para obtener este resultado:
Dejamos la masa en reposo en la nevera por lo menos 1 hora (o una noche completa, al no llevar huevo, no se pasa y puede ser una gran ventaja). También podemos preparar más cantidad de masa y congelarla así, cuando nos apetecerán galletas, sólo tendremos que cortar lonchas de la masa todavía helada y hornearlas un par de minutos más.
Calentamos el horno a 160º.
Colocamos una hoja de teflón o de papel vegetal en la bandeja del horno. Con un cuchillo bien afilado, cortamos lonchas de 0,5 centímetro y la vamos colocando en la bandeja, dejando un par de centímetros entre cada galleta.
Si nos apetece darles un toque brillante, pintamos las galletas con huevo batido, lo suelo hacer cuando he preparado otra cosa y me sobra huevo batido, así aprovechamos hasta la última gota.
Horneamos unos 15/20 minutos, vigilando, para que tomen un tono muy ligeramente dorado pero sin pasarse.
Dejamos que se enfríen 10 minutos antes de dejarlos en una rejilla de repostería.
Se conservan muy bien, por lo menos 3 o 4 semanas en una caja metálica con tapa hermética.
Bon profit!