Para celebrar el primer “cumplemeses” del blog (un “cumplemeses” en casa es lo mismo que un cumpleaños… pero ¡en meses!), me hizo ilusión compartir con vosotros y otros blogs de cocina nuestra despensa.
Me enteré el martes de La despensa de los blogs, organizado por Kako de En Guete e Idaina de El Aroma de Idania (¡gracias por esta idea estupenda!), o sea que no me dio tiempo de preparar algo muy distinto u original, pero me aproveché de la sencilla mermelada que preparamos el pasado domingo.
Nuestra despensa no es muy grande (¡el piso tampoco!) pero está repleta de mermeladas caseras que vamos preparando según las temporadas. ¡Qué placer comer mermelada de claudias en marzo o de fresas en diciembre!
Y cuando ya no sabemos donde meterlas en la despensa, las escondemos debajo de la cama, en los armarios de la ropa,… no os imagináis la ilusión que nos hace encontrar unos meses más tarde alguna conserva olvidada…
Además de mermeladas, solemos tener en la despensa, cereales preparados en casa, alguna sal o azúcar con especias, limones confitados a la sal (¡una pura maravilla!), mezclas de hierbas personales,…
Y cuando amigos cazadores nos traen algo, aprovechamos la ocasión para preparar patés que siempre te salen de apuro alguna noche que no te apetezca preparar la cena.
Hoy toca Mermelada de Membrillo con Vainilla, un clásico de otoño en casa. El membrillo es estupendo porque contiene naturalmente muchísima pectina y no necesita mucho azúcar para tener una consistencia perfecta. Lo que nos conviene perfectamente: ¡menos azúcar, más sabor! Y la esterilización además de hacer durar esta mermelada mucho más tiempo le da un color ligeramente rosado precioso.
Y ya la usaremos todo el año, porque es perfecta para una tarta de manzana algo distinta.
MERMELADA DE MEMBRILLO CON VAINILLA
para unos 8 potes de mermelada
2 kg de membrillo limpio pero con la piel y troceado (unos 2,5 kg)
800 g de azúcar
1 litro de agua filtrada
1 vaina de vainilla
Pasar los membrillos por agua fría y cortar en cuartos. Quitar las partes duras y cortar en trozos medios. No es necesario para esta receta quitarles la piel, no cambia el sabor y le da un color rosado muy mono.
Pesar los membrillos preparados, ponerlos en un cazo grande y añadirles 500 ml de agua por kilo de membrillo (o sea para dos kilos preparados, 1 l de agua).
Abrir la vaina de vainilla por la mitad, sacar los granitos negros y añadirlos al membrillo.
Poner en el fuego y dejar cocer unos 20 mn, hasta que estén muy tiernos y casi se deshagan.
Sacar la vaina de vainilla y pasar por el pasapurés para obtener una compota más o menos fina según tus gustos.
Pesar esta compota y añadirle 400g de azúcar por cada kilo (o sea 800 g para 2 kilos de compota). Mezclar bien para que se derrita el azúcar. Volver a añadir la vaina de vainilla.
Verter en un caldero para mermeladas y poner al fuego hasta que rompa a hervir.
Remover constantemente para que no se pegue. ¡Cuidado con las proyecciones que el membrillo quema mucho!
Dejar cocer unos 12-15 minutos y probar el punto con la prueba del platito*.
Cuando la mermelada esté en su punto, verterla todavía hirviendo en los potes bien limpios y secos.
Dejarlos boca abajo hasta que se enfríen.
Esperar por lo menos 72h antes de esterilizar** la mermelada.
Bon profit!
Algunas informaciones útiles o no tan útiles
*La prueba del platito
Ya sé que existen varios métodos serios para averiguar si la mermelada está lista o no. Pero a mí, la que más me gusta, es la que suele usar mi abuela: cuando se empieza a preparar la mermelada, se pone un platito en el congelador y cuando se quiere averiguar si la mermelada está en su punto, se vierten una o dos gotas de mermelada sobre el platito. Si se corren en el plato, hay que añadirle algún tiempo de cocción. Si se aguantan, esto significa que la mermelada está lista.
Pero nunca hay que olvidar que todas las frutas no “cuajan” de la misma manera, o sea que la mermelada de fresa nunca será naturalmente tan firme que la de plátano por ejemplo.
** Esterilizar mermelada casera
Suelo usar menos azúcar en mis mermeladas que en las recetas clásicas. Para que me duren meses (¡e incluso años!), siempre las esterilizo. ¿Cómo? Es muy sencillo: en la olla presión, 5 minutos al 2. ¡Y ya está! Así las puedo conservar varios años: algunas que se habían escondido en el trastero incluso duraron 3 años (más la verdad es que no lo sé porqué ¡¡¡nunca he tenido mermeladas que duren tanto!!!).
1ProP por cada 3 cucharas soperas